El soberano conservó la calificación más alta desde febrero del 2014 hasta abril del año 2020.
En los cinco años y 10 meses que duró la administración de Andrés Manuel López Obrador, se degradó el estatus crediticio de alta solvencia que tenía México en la calificadora Moody´s.
Moody´s es una de las tres agencias que califican al mayor número se países en el mundo; en su caso 142 y es donde México ha alcanzado la nota crediticia más alta, “A3”, que conservó desde febrero del 2014 hasta abril del 2020.
Al tomar el poder López Obrador, las emisiones soberanas de México estaban calificadas con la nota “A3”, una distinción que permitía acceso a un mercado más solvente que exigía menos rendimiento por tomar la deuda.
Ahora, al terminar su gestión, el mandatario entrega un país calificado en “Baa2” con perspectiva Estable, que indica un riesgo moderado de pago, explicó el analista soberano de la agencia, Renzo Merino.
La calificación orienta al mercado sobre el premio que debe exigir al emisor por tomar su deuda, sobre todo cuando se trata de un país emergente o en desarrollo.
Tal como lo explicaron, desde agosto, analistas de la administradora de fondos, Franklin Templeton, el costo que están pagando los emisores de deuda, tanto el gobierno, como empresas estatales y corporativos no financieros y financieros de México es aún mayor desde junio, tras conocerse el resultado electoral.
“El nerviosismo del mercado tras las elecciones del 2 de junio ha complicado el panorama económico. La posibilidad de una super mayoría en el Congreso de los partidos afines al partido en el poder abre la posibilidad de aprobar una serie de reformas judiciales, electorales y regulatorias radicales que podrían tener un impacto negativo en el entorno de la inversión”, señalan expertos de The Economist Intelligence Unit (EIU).
De hecho desde agosto, el Índice de Bonos de Mercados Emergentes Global para México de J.P. Morgan (EMBIG) para México y los Credit Default Swaps (CDS) a 5 años, cotizan en los mercados globales como si las calificadoras ya hubieran recortado un escalón adicional.
Emisión más cara por volatilidad
El analista soberano de Moody´s detalló que la apreciación del mercado presiona el costo de fondeo para los gobiernos y suele ser mucho más volátil que la fijada por una calificadora.
El índice EMBIG para México, que incluye bonos denominados en dólares emitidos por entidades gubernamentales, ha aumentado desde junio y llegaron al pico de 804 puntos el 2 de agosto, después de haber mostrado una tendencia a la baja desde octubre de 2023.
Este índice mide la diferencia entre la tasa de interés que pagan los bonos emitidos por México y la de los bonos del Tesoro de Estados Unidos. Este indicador considera bonos denominados en dólares emitidos por entidades gubernamentales o entidades donde el gobierno es deudor solidario.
Igualmente los CDS de México a 5 años se ajustaron al alza, alcanzando niveles de 149.210 puntos, el 14 de junio, un nivel no visto desde noviembre del 2023.
“La apreciación del mercado conlleva al costo de fondeo de gobiernos. Lo que sí diría es que la percepción del mercado es más volátil y está afectada por eventos fuera de control del país o exógenos”, aclaró Merino.
Se refiere a situaciones financieras de las empresas o entidades asociadas al soberano, como los bonos de Pemex, pero afectan el spread del soberano en general.
La ruta de un recorte
La calificación de México en Moody´s se ha mantenido sin cambio, en “Baa2” con perspectiva Estable desde julio del 2022, esto es durante poco más de dos años, tal como sucede con esa perspectiva. Esto significa que ya se tiene que hacer una revisión de la nota.
Merino reconoció, en el seminario anual Moody´s Instide Latam: México 2024, que la perspectiva de la agencia para la calificación es pesimista y advirtió que será en el último trimestre del año, cuando convocará al Comité interno de calificación para hacer una revisión.
“Es poco probable que se presente un cambio brusco de calificación sin que haya un choque material que afecte el perfil crediticio”, señaló Merino.
Para ponerlo en perspectiva, explicó que fue en la pandemia la única ocasión en la que se ha presentado un choque abrupto y ni en ese momento hicieron un cambio drástico en la calificación.
Primero se cambia la perspectiva a negativa y se programan revisiones cada seis meses, refirió.
Grado de inversión no está en riesgo ahora mismo
Perder el grado de inversión, implicaría para el caso de México, un deterioro institucional drástico, señaló Merino.
El factor donde prevalece la mayor debilidad, desde hace años, para la nota soberana es precisamente en el de la gobernanza que incluye corrupción, respeto al Estado de derecho e institucionalidad política, subrayó.
Comentó que en este momento hay algunas reformas que pueden afectar el marco institucional del país. Con la ejecución de la reforma al poder Judicial se anticipa una erosión de los contrapesos a los poderes Ejecutivo y Legislativo, éste último dominado por el partido en el poder y partidos afines.
El riesgo es que esta erosión puede limitar el respeto de los contratos, acotar la imparcialidad en la resolución de conflictos legales, afectar el ambiente de negocios y la estabilidad regulatoria. En pocas palabras, puede presentarse imparcialidad en las resoluciones judiciales, lo que desalentará las inversiones esperadas en el contexto mundial del nearshoring.
Pero subrayó que la fortaleza económica de México se mantiene como “el pilar de soporte” para la calificación soberana.
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