Francisco Enrique Moyano Gómez, integrante del Clúster Textil de Puebla, afirmó que “si no se logran condiciones justas en el T–MEC y se mantiene el ingreso irregular de mercancía de Oriente, sería el acabose para el sector textil mexicano”. Explicó que el Immex, diseñado para importar insumos y reexportar producto transformado, se usa indebidamente para ingresar bienes terminados desde China, reetiquetarlos en México y enviarlos a Estados Unidos como nacionales.
El empresario precisó que la industria textil da empleo a 1.3 millones de personas y exporta más de 10 mil millones de dólares al año. Recordó que Puebla produce 2 de cada 3 pantalones de mezclilla exportados globalmente, por lo que el abuso del Immex y el dumping —la práctica de vender en el extranjero a precios por debajo del costo real para eliminar competencia— están provocando una pérdida acelerada de competitividad.
“Estados Unidos ya identificó la simulación de origen y el reetiquetado. No podemos competir con un sistema que permite el engaño comercial”, dijo. Detalló que mientras en México se cumplen normas ambientales y se tratan las aguas residuales, “en Asia las fábricas operan sin control ecológico alguno; el cumplimiento ambiental nos encarece, pero garantiza sustentabilidad”.
El secretario de Desarrollo Económico y Trabajo, Víctor Gabriel Chedraui, coincidió en que el problema no es solo de aranceles, sino de contrabando textil y desprotección del mercado interno. “Durante décadas México abrió las puertas a las importaciones sin cuidar su industria”, afirmó. Aseguró que la actual política comercial busca corregir esa tendencia.
Por su parte, Gilberto Marín Quintero, presidente de Grupo Alquimara y socio de Iberdrola, resaltó que la competencia desleal de China ha provocado pérdidas en el sector. “Están vendiendo producto terminado a precio de materia prima; así no se puede competir”, advirtió. Subrayó que, mientras las empresas mexicanas invierten en tecnología ambiental, las fábricas asiáticas producen sin regulación, lo que agrava el desequilibrio económico y laboral.
Al respecto, Horacio Peredo, presidente del Clúster Metalmecánica (Metalclus), sostuvo que el gobierno debe atender también los altos costos energéticos, la inseguridad y la informalidad, factores que reducen la productividad. Propuso crear consejos estatales del T-MEC para representar los intereses industriales de cada región. “La gran empresa debe integrar a las Mipymes si queremos consolidar el nearshoring”, añadió.
En la misma línea, Mónica Doger, directora del Clúster Automotriz Zona Centro, advirtió que México enfrenta dificultades para cumplir con el 75 por ciento de contenido regional exigido por el tratado. “Necesitamos desarrollar proveedores locales, otorgar financiamiento y capacitación, y fortalecer la política estatal para producir lo que actualmente importamos desde Asia”, señaló.
Agregó que las regulaciones en materia laboral y ambiental serán más exigentes, por lo que la industria mexicana debe prepararse con paneles solares, plantas de tratamiento y eficiencia energética. “Esta revisión puede ser la oportunidad para transformar la producción nacional si actuamos con estrategia”, apuntó.
Por último, Eugenio Govea Arcos, coordinador general de los Comités Promotores de Inversión de la Secretaría de Economía federal, resaltó que el T-MEC representa una región que abarca 501 millones de consumidores y el 30 por ciento del Producto Interno Bruto mundial.
En 2024, recordó, México se convirtió en el principal proveedor de bienes a Estados Unidos, superando a China y Canadá, con un comercio regional valuado en 1.8 billones de dólares.
En el caso de Puebla, 65.2 por ciento de las exportaciones se dirige a Estados Unidos y 14.4 por ciento a Alemania.
Con información: La Jornada

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