En sus cien compromisos, la presidenta Claudia Sheinbaum, ofreció continuidad a medidas y programas puestos en marcha por Andrés Manuel López Obrador; además de terminar obras e iniciativas.
En su primer discurso ante el Zócalo de la Ciudad de México, la presidenta Claudia Sheinbaum enumeró los cien compromisos de su administración; una lista muy parecida a la que hace seis años leyó Andrés Manuel López Obrador en el mismo lugar, con unas cuantas novedades, como la reforma para revertir la reelección de legisladores y presidentes municipales, la creación de la Secretaría Anticorrupción en sustitución de la actual Secretaría de la Función Pública y la creación de una red de Farmacias del Bienestar.
Sheinbaum ofreció continuidad en medidas adoptadas por López Obrador, como los programas sociales, el IMSS-Bienestar; concluir las obras iniciadas por él y mantener la política de “austeridad republicana”, ante 400 mil asistentes al Zócalo, de acuerdo con cifras del Gobierno de la CDMX.
Dijo que ella tampoco vivirá en Los Pinos, sino en Palacio Nacional; tampoco usará avión presidencial, no tendrá Estado Mayor Presidencial y pedirá a los legisladores de Morena que hagan nuevas reformas para que, ahora sí, nadie en el sector público gane más que la Presidenta de la República.
Continuará con las conferencias de prensa “mañaneras”, pero ella las comenzará a las 7:30 de la mañana, media hora más tarde que AMLO.
Ofreció mantener y mejorar programas como “La escuela es nuestra”, “la clínica es nuestra”, “jóvenes construyendo el futuro”, “becas Benito Juárez” y el de pensión de adultos mayores -el más añejo del lopezobradorismo.
Un satélite mexicano propio, el programa espacial mexicano, un programa de autos eléctricos, apoyos a la ciencia y la tecnología; fomento al deporte de alto rendimiento, a la cultura, a la educación artística y a la lectura, fueron también parte de sus compromisos.
La República en ejes y compromisos
Claudia Sheinbaum dividió su discurso en más de diez ejes que agrupan sus cien compromisos, a los que denominó República sana, República lectora, República segura, República con acceso a la vivienda, República de y para las mujeres, República con trabajo y salario justo, República justa y solidaria; República soberana y con energía sustentable, entre otros.
Entre las novedades, anunció una reforma constitucional para garantizar la igualdad sustantiva entre hombres y mujeres; la creación de la Secretaría de la Mujer y una ley para que el agresor salga de casa, y evite que las mujeres tengan que abandonar sus hogares cuando hay violencia doméstica.
Anunció programas nuevos, como el “cosechando soberanía”, para garantizar la soberanía alimentaria en el país, y “Alimentación para el Bienestar”, con la fusión de Segalmex y Diconsa.
En materia energética, anunció que continuará con las políticas aplicadas por AMLO para fortalecer a Pemex y la CFE, aunque dijo que habrá una política de energía renovables que permitan que en 2030 tengan una participación del 45% en el sector.
Dijo que va a concluir el Tren Maya, y anunció su extensión hasta la ciudad de Progreso, Yucatán.
En su programa de construcción de red ferroviaria, enumeró trenes de pasajeros como el México-Querétaro; terminar el México-Toluca, las rutas México-Puebla y Guadalajara a Hermosillo, entre otras.
En el punto noveno, prometió -otra vez- atender el Caso Ayotzinapa, “hasta encontrar” a los normalistas desaparecidos hace diez años.
Y de los puntos 95 a 99, enumeró acciones para una República medioambiental y la República con derecho al agua.
Su compromiso número cien y último lo dedicó a una de las demandas más sentidas: República segura y con justicia.
“Garantizaremos la disminución de los delitos de alto impacto, no regresará la irresponsable guerra contra el narco de Calderón. Mantenemos nuestra convicción de que la seguridad y la paz son fruto de la justicia”, dijo.
La presidenta defendió la reforma de la Guardia Nacional, negó que sea militarización, y aseguró que pondrá en marcha un nuevo programa llamado “jóvenes uniendo a la nación” para fortalecer la cohesión comunitaria.
“La comandanta suprema es una civil y es mujer, y nunca vamos a dar la orden para reprimir al pueblo de México”, prometió, ya casi al final de su discurso.
El primer Zócalo de Claudia Sheinbaum, con sabor a AMLO
Sheinbaum salió a las 16:00 horas del Palacio Nacional, luego de encabezar el almuerzo con jefes de Estado e invitados a su toma de posesión como presidenta de México.
Para la ceremonia de “toma de protesta ante el pueblo de México”, los partidos de la coalición Sigamos Haciendo Historia (Morena, PVEM y PT), y los sindicatos de maestros, petroleros y trabajadores al servicio del Estado movilizaron a miles de personas que ocuparon todos los rincones de la Plaza de la Constitución y calles aledañas.
Desde las primeras horas del día, el Zócalo se fue llenando con los grupos provenientes de las 16 alcaldías de la Ciudad de México, municipios conurbados del Estado de México y otras entidades y a las 13:00 horas la Orquesta de PILARES inició el programa artístico.
Durante tres horas, bajo un cielo nublado, los asistentes escucharon y vieron la actuación de grupos de música regional mexicana y de danza prehispánica.
Mientras escuchaban mariachis, tríos y conjuntos de música tradicional, los presentes corearon porras a la presidenta, agitaron banderas, levantaron cartulinas y mantas con mensajes para Claudia Sheinbaum, pero también para el expresidente Andrés Manuel López Obrador.
La venta de “AMLITOS” y otros recuerdos con la imagen de López Obrador continuó, como si se tratara de un mitin más del político tabasqueño, que horas antes le entregó la banda presidencial y desapareció de la escena pública.
Los gritos de “es un honor estar con Claudia hoy” no alcanzaron a apagar la vieja consigna de “es un honor estar con Obrador”.
Lluvia, ritual y cien compromisos
El temor a la lluvia hizo que se adelantara todo el programa, pues en el hora por hora que compartió el equipo de la presidenta, su salida del Palacio Nacional a la plaza estaba agendada para las 17:50 horas, y finalmente salió a las 4 de la tarde.
A esa hora, Sheinbaum salió acompañada de su esposo, Jesús María Tarriba, vistiendo el vestido blanco con el que acudió al Congreso y la banda presidencial cruzada al frente.
Cuando ya caían algunas gotas de agua, la presidenta participó en la entrega de bastón de mando, una ceremonia no prevista en ninguna ley, y que repite un ritual inaugurado por López Obrador el 1º de diciembre de 2018.
Con Jesusa Rodríguez como maestra de ceremonias, Sheinbaum recibió el bastón y se fundió en un abrazo con mujeres de diferentes etnias, que hicieron sonar caracolas y quemaron copal en su honor.
Eran las 16:40 cuando Claudia Sheinbaum inició su discurso ante el Zócalo y, en las primeras líneas, hizo un nuevo elogio al expresidente, gritando la arenga de batalla: “es un honor estar con Obrador”.
Y repitió dos de sus frases clásicas: “no puede haber gobierno rico con pueblo pobre” y “con el pueblo todo, sin el pueblo nada”.
Como hizo en el Congreso, llamó presidente a AMLO, y explicó: “y digo presidente, porque es el mejor presidente que ha tenido México”.
De inmediato, y como también hizo López Obrador en 2018, Claudia Sheinbaum pidió paciencia al público, para leer los cien compromisos de su administración.
El primero, también reminiscencia del lopezobradorismo, fue el de “mantener la separación entre el poder económico y el poder político”.
La presidenta leyó su discurso en un templete colocado bajo los balcones del Palacio Nacional, y con un colorido mosaico de mujeres indígenas, vestidas con sus trajes bordados a mano.
Frente al templete, en una zona habilitada para invitados especiales, estaba su gabinete legal y ampliado, con el que a partir de hoy ejerce el gobierno; gobernadoras y gobernadores, y cientos de legisladores de los partidos de la coalición gobernante. En otra zona había asientos reservados para “directivos de medios e influencers”.
Sheinbaum portaba un collar de flores blancas y leyó de manera fluida, haciendo pausas para preguntar a la gente si ya se habían cansado, y mencionando una y otra vez lo hecho por su antecesor.
Cerró su discurso, de poco más de una hora, con nuevas referencias a López Obrador y repitiendo otras frases del expresidente, de quien dijo haber aprendido la obligación de recorrer el país.
“Tengo claro que nuestra vía es la felicidad del pueblo, tengo claro que el segundo piso de la cuarta transformación lo vamos a hacer todas y todos; me comprometo a entregar lo mejor de mí misma por el bienestar del pueblo de México. Me comprometo a defender siempre a México.
“No les voy a fallar”, concluyó, “me comprometo a no mentir, a no robar y a nunca traicionar al pueblo de México, me comprometo a seguir haciendo historia. ¡Que viva la cuarta transformación, que viva México!”.
Casi a las 6 de la tarde, se entonó el Himno Nacional, Sheinbaum bajó del templete y saludó a algunas personas que estaban en las primeras filas detrás de las vallas, regresó al Palacio Nacional acompañada de su esposo, y en la plaza continuó la fiesta.
Con información de: Animal Político
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