Por: José de Jesús Aguilar Carrasco
Otra reforma se ha presentado en los últimos días y, como la propuesta al Poder Judicial, ha sido presentada para que en “fast tract” se determine su procedencia en comisiones y pase al pleno de la cámara de diputados para que con la misma urgencia los Congresos de los estados la aprueben y la demoledora legislativa de morena la autorice sin si quiera estudiar su fondo.
Pero algo ocurre en los pasillos de San Lázaro, cuando se ha filtrado el contenido de dicha propuesta, si, es la intención de Reformar el artículo 1º Constitucional además de otros numerales en donde según los ínclitos diputados, se aprobará la irreversible “Supremacía Constitucional”. Ahora no es el poder Judicial quien ha comenzado a hacer contención para esta propuesta de reforma sino los organismos de la sociedad civil y algunos otros internacionales de Derechos Humanos, que han encendido las alarmas pues se propone adicionar al artículo de referencia que en materia de Derechos Humanos no podrá aplicarse el control de convencionalidad, esto es, que se inapliquen los criterios, sentencias y jurisprudencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y por ende solo se atienda a lo que dispone nuestra Constitución.
Ésta, no solo es una intención de regresión y ataque directo a los mecanismos de garantía de Derechos Humanos, sino también una acción inexplicable de esta izquierda sin rumbo que plantea reformas sin ton ni son. Y ¿por qué digo que sin rumbo fijo? Durante décadas, la izquierda mexicana se constituyó como una pléyade de luchadores sociales cuyo objetivo era precisamente el reconocimiento de Derechos por sobre las acciones arbitrarias de poder, la historia de nuestro país está acompañada de esta confrontación permanente, desde el 2 de octubre de 68, pasando por el jueves de corpus, los movimientos estudiantiles, Cananea y Río Blanco, hasta la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, que habían sido movimientos y manifestaciones para la exigencia de estos Derechos.
En el año 2011, por fin se logró que en Nuestra Constitución, se elevaran a su rango el reconocimiento de los Derechos Humanos, y que con ello se homologaran, por decirlo de alguna manera, los criterios emitidos por la Corte Mexicana con la Corte Interamericana de Derechos Humanos dando como consecuencia la posibilidad de que la Corte Mexicana pudiera emitir resoluciones fundándose en las sentencias de aquella, todo lo anterior derivado de casos paradigmáticos que cambiaron el rumbo del sistema jurídico, como lo fue el famoso caso de “Radilla Pacheco” donde México fue sentenciado a pagar daños y perjuicios a la familia Radilla por la desaparición forzada de Rosendo Radilla Pacheco, quien en 1974 fue desaparecido por el ejército mexicano.
Esto es, la lucha histórica de la izquierda mexicana, derivó en el reconocimiento a nivel Constitucional de los Derechos Humanos, y ahora, esta izquierda, “la nueva izquierda mexicana”, ¿pretende limitar las garantías de protección, prohibiendo el control de convencionalidad, que no es otra cosa que la aplicación de criterios de la CIDH, en beneficio de los mexicanos, cuando fueron ellos, los principales actores y partícipes para que en 2011 eso Derechos fueran reconocidos? De poco creerse.
Por ello entonces las alarmas, por eso, en los pasillos de San Lázaro comenzó a circular la preocupación de una manifestación masiva internacional de los organismos de Derechos Humanos, incluso, Javier Corral, el ex panista y hoy senador Morenista, tuvo que salir en un “X” a señalar que reconocía la disposición de su partido para retirar la propuesta de reforma al artículo 1º que significa una franca regresión a los Derechos Humanos y afortunadamente, retiraron la propuesta, modificando su contenido pero dejando firme la intención de aprobar la llamada “Supremacía Constitucional” que eventualmente será aprobada y que también será violatoria de Derechos Humanos.
Así pues, en la materialidad de los hechos, la reforma judicial, y actualmente la reforma a la Constitución que generará la eliminación de la facultad de la Corte Mexicana de invalidar reformas constitucionales, sigue siendo el camino franco a una crisis Constitucional, que no es un tema menor, pues ha ocurrido ya en otros países como Polonia, pero ese, será análisis de nuestra siguiente intervención.
Mientras esto ocurre, te invito a que, “caminemos derecho”.
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