
Por: Gerardo Pérez Muñoz
Pedro Uc Be
Xkusaam
Tu’ux ka’anilo’ob ku bin a xik’nal xkusaam,
ma’ak saatalech tu xaaman noj kaaj,
tu’ux ku muulut u léembal ka’anal ichil,
tu’ux ka sa’atal ichil u ya’axil taak’in, tu’ux ku k’a’ayta’al u tojol su’talil,
tu’ux ku wi’it’inta’al u wi’it’il j wi’it’.
Ma’ a tu’ubsik a bin toj nojol,
ti’ suuk a bin a ch’a’a u beel Yuum Chaaki’,
ti’ yaan u koolil u nook maya wíiniki’
ti’ ku xoolampíix u payalchi’ Báalami’,
ti’ ku léembal u jaats’ Yuumtsili’,
ti’ ets’ekbal u joma’il a wo’och sakabi’
Bix wáa ts’o’ok u tuskech jobon janale’,
a wéej jáayal ka’ach yook’ol beje’
u chíikul u t’aan Yuumtsil ti’ u paalal,
bix sa’atsa’ak a wich,
tumen ti’ ala’an k óol tu no’ojil a xik’nale’.
Golondrina
¿A qué cielo has volado golondrina?
pareces extraviada al norte de la ciudad,
donde se cruzan los rayos de la soberbia,
donde se confunden entre billetes verdes,
donde la dignidad tiene precio,
donde mutilan la identidad del indio.
No olvides apuntar con dirección al sur,
ahí preparas el camino de Yuum Cháak,
ahí está la milpa de la devoción maya,
ahí yace de rodillas la oración del Balam,
ahí está el látigo relampagueante de Yuumtsil,
ahí se sienta la jícara de tu notable sakab.
¿Te ha burlado la comida sintética?
tu antiguo vuelo rasante sobre el camino
es el signo de la advertencia de Yuumtsil,
¡que no te confundan la mirada!
porque nuestra esperanza yace en tu oportuno vuelo.
Fco. Javier “Puga” Regalado. Sirena y Pegaso. Litografía.
Gina Lizeth
Brizna
Ahora puede
ser madre o ser hilo
devanar
el ovillo pluvial
trenzar lo que no tuvo
puede urdir la brizna
ya en hilares
deshacerla
ser hebra
de bruma
ventisca
sí que puede
desbordar-se
en el vacío.
Tania Luna
Consumismo
Llego aquí a hacerme hueco en un espacio donde no creo tener lugar.
Aquí estoy, contradiciendo todo lo que digo, exponiendo celosamente todo lo que soy.
Dejando entrever lo más profundo de mi interior,
con miedo a ser escuchada, a ser expuesta,
a que alguien note lo que realmente quiero decir.
Pero también con miedo:
a ser olvidada,
a que nadie me vea,
a que nadie me entienda.
Porque todo lo que escribo, lo escribo desde el cinismo y la ironía,
pero también desde la más cruda, visceral y verdadera yo.
Porque esto soy yo sin filtros,
y a la vez, soy yo enmascarada con mi máscara más personal.
Porque es más fácil narrarme a mí misma que dejar que alguien más lo haga.
Sangro belleza porque no sé si alguien podría amarme si sangro sin ella.
Grito con estética que se vuelve anestesia;
la vuelvo poesía,
esa que neutraliza el dolor de la empatía.
Y por eso ardo solo en metáforas.
No todo duele, pero tampoco nada quema.
Me consumen, pero no me consumo.
La jícara con cacao
Coautoría: Guadalupe Prieto
José Luis Velázquez
Bruno agarró el lienzo que restiró un día antes y decidió pintar la imagen de
aquella mujer que vio por la madrugada en la calle. A pesar del paso de autos y camiones, se fijó en su tez morena, ojos negros expresivos, el cabello suelto, largo hasta la cintura y su vestimenta holgada.
El artista no sintió la abstracción en la que se había sumergido, ni el paso
de las horas ante aquella imagen a la que daba luz, color y vida con cierta
premura. El cabello de la figura parecía volar con el soplo del viento, las venas surgían de la piel en cada pincelada, se estremeció al sentir que se movía, al escuchar su sonrisa pícara y entre susurros decirle que ella era una ahuianime. La mujer extendió las manos hacía él y le ofreció una jícara, un chilacayote con espumoso cacao, abrió la boca, mostró su blanca dentadura y le dijo, “tómatelo todo mi querido tlacuilo, lo he preparado con tlilxochitl y lo endulce para que lo disfrutes como lo hacemos nosotros”.
Bruno se sorprendió, su impacto lo hizo sumergir la mirada, por largo
tiempo, en la espuma de la bebida y recordar las mazorcas tiernas de cacao que habían sido su inspiración, para aquella serie de obras que pintó, un par de años atrás, en un intento de mostrar al mundo que el chocolate era un producto de origen mexicano. Su recuerdo se desvaneció cuando detectó el aroma que se desprendía de la bebida y entonces agarró con presteza la jícara que la mujer le daba. Con la punta de la lengua tocó la espuma, sintió el exquisito sabor del cacao en cada sorbo y la forma en que estos pequeños tragos lo estimulaban, lo hacían sentir tranquilo, feliz. Al observar que la imagen de la mujer mantenía su sonrisa coqueta y una mirada enigmática, se sintió seducido. Sin soltar la jícara, agarró un pincel con la mano derecha para continuar su pintura, ella estaría parada en medio de un lago y al fondo unas montañas.
Por el cansancio, el artista se quedó dormido y cuando abrió los ojos no
sabía cuánto tiempo había transcurrido. Volteó la mirada cansada hacía el lienzo y sólo vio los manchones de lo que intentaba ser un paisaje, un lago en medio de un llano rodeado de montañas. No había ninguna figura femenina, no había ninguna jícara con cacao y no se explicaba por qué, al volver a cerrar los ojos percibía claramente el embriagador sabor del cacao endulzado con miel de abeja y unos toques de .
Mtro. Élfego Vázquez Piedra.
Árbol de la vida, barro bruñido policromado
Izúcar de Matamoros, Pue.
Nuestros colaboradores.
Armando Calixto, nacido en la ciudad de Tehuacán, Puebla. Se describe como un alquimista de la realidad que busca crear un lenguaje propio a través de la expresión artística para establecer un diálogo desde su mundo interior, mágico y onírico con el entorno de una manera profunda y única.
Pedro Uc Be. 1963. Es indígena maya, hijo de campesinos mayas monolingües, nacido en el Municipio de Buctzotz Yucatán. México. Integrante y fundador de la Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch’ Xíimbal. Escribe en maya, su lengua materna, con lo que ha sido galardonado en algunas ocasiones por sus propuestas entre cuentos y poesía. Es licenciado en Educación Media en el área de Ciencias Sociales por la Normal Superior del Estado de Campeche. Actualmente es profesor en la Escuela de Creación Literaria en Lengua Maya del Centro Estatal de Bellas Artes en la ciudad de Mérida, Yucatán.
Francisco Javier Santiago Regalado, “Puga.” Nació en Guidxiguié’, Guidxizá (Juchitán, Nación Zapoteca) en 1959. Incursionó en la plástica de forma autodidacta al integrarse al taller del maestro Delfino Marcial Cerqueda, donde aprendió diversas técnicas. Puga incursionó en las técnicas pictóricas en el Taller de Artes Gráficas de la Casa de Cultura de Juchitán. En grabado en metal y la elaboración de papel hecho a mano lo hizo con el maestro Juan Manuel de la Rosa. Su obra forma parte de colecciones privadas en México, Estados Unidos y Alemania. Así mismo ha expuesto en muestras individuales y colectivas dentro y fuera del país
Gina Lizeth. Nació en la ciudad de Puebla en 1981. Estudió en el Colegio de Lingüística y Literatura Hispánica de la BUAP. Dirigió talleres de creación literaria para la Secretaría de Cultura del Estado de Puebla de 2001-2009. Ha publicado cuatro poemarios: "Trazamar" (2009), "Efluvio en las rendijas" (2011), Todos estos fuegos" (2017) y "Hilares en el humo (2023). Ha sido jurado en el Concurso Nacional de Poesía German List Arzubide (2021-2023) y presentado su obra en diversos Festivales Culturales y de poesía en el Estado de Puebla y ha publicado en los suplementos culturales y revistas: “Erinias” (2003), “Catedral” (Síntesis 2006), “Cámara” (Cambio 2008), “Blasfemia” (2008), “Alebrije” 2011), “AbiertQ” (2011).
Tania Luna. Tania B. Luna (México, 2002). Escritora autodidacta. Escribe poesía en verso libre, con un estilo confesional y crítico, cargado de imágenes viscerales y reflexiones personales. Le interesa explorar los límites del lenguaje y jugar con las formas sin seguir fórmulas fijas.
Guadalupe Prieto Sánchez es antropóloga social con maestría en literatura mexicana, investigadora y escritora incansable.
Élfego Vázquez Piedra. Ex integrante del Ejército Mexicano dedicado a destruir plantíos de droga. Dejó la vida castrense atrás y se dedicó a hacer magia con las manos y darle vida color y textura.Despedazó piezas, aprendió a conformar objetos huecos como una calabaza o en un cráneo, pronto comprendió el choque térmico y finalmente, se encontró a sí mismo.
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