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jueves, 10 de octubre de 2024

El decálogo ambiental: entre la realidad y las buenas intenciones



 Por: Gerardo Pérez Muñoz

Sólo cuando el último árbol esté muerto, el último río envenenado, y el último pez atrapado, te darás cuenta que no puedes comer dinero. (1854). Noah Sealth, Jefe de los pueblos Suquamish y Duwamish

 Recientemente la nueva Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Dra. Alicia Bárcena, presentó los 10 principios de una política ecológica y ambiental humanista, también llamados semillas de esperanza. Entre algunos principios, destaco los siguientes: destierro del paradigma neoliberal extractivista, derecho a un medio sano y justicia ambiental, prevención y reparación de los daños ambientales; restauración de al menos 5% de manglares para 2025 y 30% para el 20230 y recuperación de al menos 15% de lagunas costeras en 8 estados;  protección del patrimonio cultural y la biodiversidad; saneamiento y restauración de ríos  cuencas (Lerma-Santiago, Tula, Atoyac y Bacanuchi,Sonora) y bosques (reducción de la deforestación);  incorporación de los impactos ambientales en los mega proyectos de infraestructura y recuperación de la rectoría de nuestros recursos naturales, lo que en otras palabras sígnica que el gobierno ha perdido dicha rectoría.

En los discursos importa tanto lo que se dice como lo que se calla, lo que no se nombra. El filósofo Ludwig Wittgenstein mencionó que De lo que no se puede hablar, hay que callar. Me refiero a que la Dra. no mencionó las graves y profundas problemáticas socioambientales en nuestro país que están afectando no sólo la salud ambiental de los ecosistemas sino también de la salud de miles y quizá millones de mexicanos y mexicanas. Tampoco hizo mención de la desarticulación y corrupción de las instituciones ambientales y sus políticas públicas o del muy serio rezago de la legislación ambiental frente a la legislación ambiental internacional y de muy serio austericidio de la política institucional ambiental. Los diez principios que enunció parecen más bien una lista de buenas intenciones y serán una quimera si no están respaldados con un presupuesto suficiente que esté a la altura de las necesidades y de la voluntad política y el pleno respaldo de la Dra. Claudia Sheinbaum. Me surge una duda, ¿Cuál fue el diagnóstico del que parte la Dra. Bárcena para enunciar sus diez principios? Hagamos una breve revisión de las problemáticas socioambientales.

 

 

Los graves problemas ambientales

 

Nuestro país ocupa el segundo lugar en América Latina después de Chile y el número 24 a nivel mundial, en el ranking mundial de naciones con el mayor estrés hídrico.

El porcentaje de la población urbana con servicio constante de agua descendió del 57.7 % en 2021 a 52.3% el pasado año.  En el 2019, este servicio lo tenía el 62.4% de las personas. (Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental, INEGI)

 

Nuestro país retrocedió siete lugares de un año a otro (2023-2024) de acuerdo al Índice de Desempeño al Cambio Climático,cuyas consecuencias las estamos sufriendo año con año producto del desenfrenado capitalismo salvaje y ecocida que padecemos desde más más de treinta años. Mientras no se cambie esta máquina de la muerte de producción y consumo y las autoridades federales, estatales y municipales sean omisas y cómplices de las empresas y los empresarios que contaminan el aire, agua y suelo, muy poco se puede hacer. Dos botones de muestra: Contaminación por parte de Grupo México (Germán Larrea) de los ríos Bacanuchi y Sonora y en nuestro estado la contaminación de los ríos Atoyac y Zahuapan y el ecocidio de Granjas Carroll. ¿Cuándo se ha hecho una auditoria a los recursos que se han dado para sanear el Atoyac desde Manuel Bartlett hasta la fecha?

 

Otra problemática que tenemos como país y a la que no se ha dado la debida atención, es al hecho de que México es el que más demandas de arbitraje de inversión ha recibido en el marco de los tratados de protección de inversiones a nivel mundial (Tratados de Libre Comercio.) en el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones (CIADI.) Nuestro país ha recibido 53 demandas desde 1997 hasta marzo de 2024. En 2023, México, fue el país que más demandas de arbitraje de inversión recibió. (Transnational Institute.) ¿De qué soberanía sobre nuestros recursos naturales hablamos?

 

En México tenemos 23 mil 441 concesiones mineras vigentes en 21 millones de hectáreas de las cuales mil 671 concesiones mineras se localizan dentro de 70 áreas naturales protegidas y 14 concesiones de minería submarina. (Semarnat)

O bien que el 70% de nuestros ríos, lagos, lagunas, acuíferos, costas y mares, están contaminados o que al menos 20 millones de compatriotas consumen agua con niveles de fluoruro por encima de los permisibles y 6.5 millones de niños están expuestos a concentraciones de fluoruro y/o arsénico que afectan su salud.

 

Mucho menos se habla de que en nuestro país se han dado de 1992 a la fecha, 427 mil 868 títulos de concesión de agua, (solicitud de información 330009424001718) Las Empresas que más agua consumen son: agroindustrias, minera, refresqueras y de alimentos procesados, cerveceras, automotrices, de energía, industria química y petroquímica, textiles y un largo etcétera.

 

Si hablamos de contaminación y acaparamiento de agua, en Puebla tenemos dos ejemplos. Contamos con el segundo río más contaminado del país, el Atoyac y el otro caso grotesco de omisión o complicidad de Conagua lo tenemos con Granjas Carroll que consume entre ocho y nueve millones de metros cúbicos de agua en la cuenca Libres-Orientalvolumen que es tres veces más el concesionado por la Conagua que es de 3.5 millones, como lo señalo recientemente en un foro, la Dra. Miriam Lastiri, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

 

De acuerdo a la Dra.  Karla Rubio Nava, de los 115 lagos y ríos de Puebla, 83 están altamente contaminados con cadmio y otros metales pesados, que pueden asociarse al desarrollo de distintos subtipos de cáncer. Igualmente, la Doctora mencionó en el congreso La Gestión Integral del Agua en Puebla que de 2015 a 2019, un total de 42 mil 120 poblanos fallecieron a causa de una neoplasia, de los cuales 38 mil 70 personas vivían cerca de los ríos y lagos contaminados por cadmio y otros metales pesados. 

 

Tenemos el primer o segundo lugar en el mundo que más agua embotellada per cápita consume --industria controlada mayoritariamente por las empresas Coca Cola Femsa, Pepsico, Nestlé y Bonafont Danone--, y el nada honroso primer lugar a nivel mundial, en consumo de refrescos.

Desafortunadamente somos también, tanto a nivel mundial como regional, uno de los países más contaminados por la concentración de partículas (PM2.5 y PM 10) derivadas de vehículos motorizados, industrias e incendios forestales, lo que mata cada año a 17 mil personas por enfermedades respiratorias, (IQ Air) .

 

Entre 2001 y 2021, México perdió más de 20 millones de hectáreas de bosque y con ello, hemos perdido una gran parte de nuestra biodiversidad. (Global Forest Watch.) Algunas de las causas son la expansión de la ganadería, la tala inmoderada y la expansión de la muy rentable industria ecocida de los desarrolladores inmobiliarios con su correlato, urbanización salvaje y los mega proyectos como el tren maya. Entre 2019 a 2023, por dicho proyecto se talaron 7 millones de árboles. (solicitud de información, folio 330014222000175) ¿Y la Semarnat? Bien gracias, tal parece que nunca vio el ecocidio. El nuevo gobierno del segundo piso, ya anunció nuevos mega proyectos.

 

Hace aproximadamente tres años la ex Directora General del Conahcyt, a Dra. María Elena Álvarez-Buylla Roces declaró que en nuestro país teníamos 50 Regiones de Emergencia Ambiental (REAs), conocidos popularmente como infiernos ambientalesSitios que en su gran mayoría padecen pobreza y en los cuales hay corredores industriales, actividades agroindustriales extensivas y uso intensivo de agrotóxicos, operaciones extractivas que han destruido el tejido comunitario y dañado la salud de la población. Sufren gran contaminación del aire, el agua y el suelo; destrucción de ríos, lagos, bosques y tierras de cultivo; procesos de urbanización descontrolada y turismo masivo, proliferación de basureros y lugares de disposición de desechos tóxicos altamente peligrosos.

 

Una gran problemática que viene arrastrando la Semarnat, sus unidades administrativas y órganos desconcentrados, es su raquítico presupuesto (70 mil 245 millones 482 mil 469 pesos) que es menor al que le dieron el año pasado y cuyo 60% se va a gasto corriente. Con esos recursos dudo mucho que la Dra. Bárcena logré llevar a buen puerto su decálogo de la esperanza como por ejemplo, garantizarle a la generaciones presentes y futuras una prosperidad compartida o bien, desterrar el paradigma extractivista (minería, energía fósil, termoeléctricas y próximamente explotación de litio) Dicho principio pasa también necesariamente por desterrar de los Tratados de Libre Comercio, en particular del T-MEC, los acuerdos de inversión y resolución de controversia empresas-estado, reformar la constitución para reconocer a la naturaleza y al agua como seres vivos con valor estratégico y de seguridad nacional y no más como simples mercancías. Bajo el actual modelo económico es casi imposible que realmente podamos tener y disfrutar del nuestro derecho a un medio ambiente sano. Cuando la política ambiental y ecológica sea prioritaria y esté por encima de las políticas económica, industrial y de los Tratados de Libre Comercio y de urbanización salvaje, entonces podremos decir que estamos recuperando nuestra soberanía y nuestro derecho a un medio ambiente sano, y no será sólo un buen deseo en la constitución. Para ello se requiere mano dura y férrea voluntad política para meter en cintura a los empresarios que han contaminando hasta la saciedad nuestro aire, agua y suelo. Los ciudadanos no tenemos por qué pagar, vía el presupuesto público, la restauración de los daños de la devastación ambiental y de los infiernos ambientales. Es hora que los contaminadores enfrenten las consecuencias de sus hechos ecocidas. Hay muchos puntos de conflicto por dónde empezar. Lo anterior pasa por desterrar la corrupción en las instituciones ambientales y darles un nuevo marco jurídico y un presupuesto suficiente.

 

       Las deudas ambientales de la CuatroT

 

Bien dice el dicho popular que el prometer no empobrece, el dar es lo que empobrece. Van doce años, seis de los cuales fueron del gobierno de Andrés Manuel, y los diputados y senadores no han aprobado una nueva Ley General de Aguas, sigue vigente la neoliberal Ley Minera, no tenemos una Ley nacional antifracking, se sigue criminalizando a los defensores del agua, los bosques y el territorio. Puede iniciar haciendo una profunda e integral revisión y cancelación de los permisos de agua a las grandes empresas-nacionales o extranjeras-que hayan violado la normatividad y hallan contaminado cuencas, ríos, acuíferos, entre otras medidas inmediatas y urgentes. ¡Hechos son amores y no buenas razones!

       Requerimos una política ambienta y ecológica transversal: salud, educación, cultural, agricultura, desarrollo urbano…

       Otro acto importante sería qué, si tanto amor le tiene el actual gobierno a los pueblos indígenas más allá de los discursos, bien haría el gobierno encabezado por la Dra. Sheinbaum en cancelar todos y cada una de las concesiones mineras y de agua que hay en sus territorios.

 

Me despido recordando una frase del escritor Víctor Hugo que siempre debemos tener presente: Produce una inmensa tristeza pensar que la naturaleza habla, mientras el género humano no la escucha. 

 

Miscelánea

 

12 de octubre. Día de la Resistencia Indígena, Negra y Popular.

 

Un año y después de 41.000 mil muertos de los cuales 6.756 eran niños, 96.000 heridos y casi dos millones de Gazatis, el genocida Benjamín Netanyahu y su gobierno, con el apoyo y complacencia de las llamadas democracias liberales occidentales, lleva a cabo la guerra en el territorio de Palestina.

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