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lunes, 23 de junio de 2025

La Falacia Libertaria Según El Tío Sam



“Los hombres se creen libres simplemente porque son conscientes de sus acciones e inconscientes de las causas que las determinan".

— Baruch Spinoza (1632–1677)


En los últimos días el debate cultural nos ha puesto en un entramado de conceptos que se han repetido hasta el cansancio y normalizando ideas que no han podido ser filtradas por el pensamiento crítico. Una serie de personajes instrumentados por las redes sociales y en específico en el TikTok o Facebook, han generado contenido discursivo apropiado por la clase media y replicado hasta el cansancio, siendo víctimas casuales de una operación orquestada para defender esquemas mundiales que se han convertido en mitos innecesarios y que ya no representan la realidad geopolítica en el mundo. Comienzo con hacer una crítica a quienes por todos medios han sido defensores de la libertad de expresión y que ignoran que todo contenido en redes sociales son esquemas de control de datos y control de réplica de información, por lo que, el algoritmo controla lo que vemos y consumimos de acuerdo a un ejercicio de conocimiento estadístico social y personal en concreto de acuerdo con nuestros intereses y bajo intereses de externos; bajo esta premisa, se nos impone un control de consumo y de vista de contenido que funciona como influencia en la opinión pública.

El riesgo que se corre en este método sistemático es que el discurso de la realidad se ve rebasado por una serie infinita de contenido que va generando confusión y que dentro de esta ola de desinformación, quien controla los contenidos puede verse beneficiado (sin contar con los beneficios económicos no regulados), así la DW lo publicó en su investigación de cómo TikTok ayudó a la ultra derecha alemana a ganar los últimos comicios electorales, canonizando un grupo político atacado generacionalmente como lo es la ultraderecha nazi de Hitler. Este medio propagandístico que surge como la virtual defensoría de la libertad de expresión impone una serie de opiniones destinadas para crear afinidades y empatías o rencores y odios, todo dependiendo a dónde va el interés de mercado. Es por ello por lo que existe una defensa absoluta a países como Israel, victimizándolo incluso cuando han cometido crímenes de guerra contra la niñez palestina. 

Lo anterior se ve consumado a que la tira discursiva califica de terroristas o dictaduras a los grupos no alineados con occidente, pero perdona indiscriminadamente todo acto de crueldad a los países aliados del mercado, y en medio de esto, está quien lo consume, está quien es el medio idóneo de propagación de ideas y sobre todo es en quien replica ideas a través de las redes, produciendo, lo que Humberto Eco dice que es “la democratización de la ignorancia” donde el mecanismo es el siguiente: 

  • Un grupo tiene un interés específico;
  • Se publica por medio de las redes;
  • Se propaga la idea a través de las redes y del algoritmo que repite con constancia; y
  • Tu tía panista que odia a Palestina y Venezuela sin tener conocimiento básico de geopolítica lo cree y lo replica en sus contactos

Y así se genera la desinformación, a lo que, cuando una ley regula esa actividad, los defensores de la libertad de expresión según el tío Sam lo califican como un atentado, demostrando ignorancia total en cuanto a que los humanos, al ser producto de nuestras circunstancias, ya que no somos dueños de nuestros pensamientos, sino un reflejo de la materialidad. 

Spinoza determinaba que el libre albedrio era una falacia, ya que nuestros actos “libres” son movidos por causas externas y estas causas son movidas por otras causas y así, sucesivamente. Creer en el pensamiento mágico de que nuestro pensamiento es obra personal es incluso negar los estudios modernos en la psicología que determinan que los hechos a través de las distintas etapas de desarrollo forjan la etapa venidera, desde la alimentación hasta los hechos traumáticos; por lo que la libertad desde el lado de vista occidental se ha vuelto una mentira que no es sostenible y, sobre todo, toda campaña mediática, se ve influenciada por intereses de grupos. Hoy las redes ya no significan la libertad de expresión por lo que fueron diseñadas, sino medios de propaganda que responden a ciertos intereses específicos económicos y políticos.

En México, los gobiernos de la 4t enfrentan el problema de la opinión ruidosa sin importancia; oposiciones altamente desinformadas que son reduccionistas y que no aúnan más que a la división sistematizada y trastocada por lo mitos culturales impuestos. 


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