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domingo, 13 de octubre de 2024

Fandango oaxaqueño y ritmos colombianos ponen la fiesta en el Cervantino


 

La fiesta cervantina se desbordó este sábado en las calles de Guanajuato. Los protagonistas: artistas de la comunidad afromexicana de Oaxaca, el estado invitado en el 52 Festival Internacional Cervantino.

Unos 100 artistas, entre danzantes y músicos, contagiaron al público con sus bailes, ritmos y algarabía en un recorrido que partió del Teatro Juárez, continuó por las calles principales del Centro Histórico y concluyó en el Jardín del Cantador con un recital del cantante Chongo Prudente.

En esa procesión no faltó el mezcal para compartir entre el público que se detenía a ver el espectáculo y se sumaba a la fiesta.

El fandango tradicional y las representaciones rituales de la comunidad afromexicana de Oaxaca se desplegaron en este evento que llamó la atención de locales y turistas.

El grupo Fandango de Artesa de Río Grande cautivó con sus trajes y sus pegajosos bailes, mientras que los Diablos Bandeños de Santiago Llano Grande llamaron la atención por sus máscaras y enérgicas danzas.


Colombia y México unidos por la música

Por la mañana, el ensamble de la cantante Lucía Pulido dejó claro que Colombia y Méxicoestán unidos por profundos lazos musicales.

Durante un concierto en la Ex Hacienda de San Gabriel de Barrera, la agrupación conformada por músicos de diversas partes del mundo ofreció un recital marcado por ritmos tradicionales de ambos países, desde bambucos, huascas, guabinas y cumbias colombianas, hasta trovas yucatecas y piruekas purépechas.


La agrupación retoma esos sonidos característicos de Colombia y México para fusionarlos con géneros contemporáneos, logrando una propuesta musical con sello propio.

“Las rancheras y el corrido mexicano llegan a Colombia en la época de Oro del Cine mexicano, por ahí de los años 30 y 50. Allá se encuentra con el bambuco, con el pasillo y de ahí surge la huasca”, contó la cantante Lucía Pulido tras interpretar una pieza cuya letra retoma la narrativa de las rancheras, pero con un ritmo pegajoso.

Considerada una de las voces más ricas de la escena musical contemporánea, la cantante colombiana también entonó una pirueka en purépecha y en español. Una composición que retoma la raíz tradicional para crear una pieza experimental.

Con ese canto, la artista demostró su calidad vocal y su experiencia en la interpretación de distintas tradiciones musicales de América Latina.

Los músicos del ensamble, algunos de ellos conocidos por ser parte de otros proyectos musicales, cautivaron al público con sus melodías nostálgicas, así como con ritmos pegajosos que, al final, obligaron al público a dejar su asiento para bailar.


Con información de: Reporte Indigo

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