lunes, 25 de agosto de 2025

Palabra de Mujer - Inolvidable.

 


Por: Rocío García Olmedo

En un país fracturado, el recuerdo de una mujer que supo escuchar, mirar, tender puentes más allá de partidos políticos y colores se hace presente en el homenaje de amigas en su recuerdo.

Hace cuatro años María Elena Chapa, la Chapa, Chapita, la Diputada, la Senadora, la luchadora por los derechos de las mujeres, la aliada, la amiga, falleció. 

Luchadora por los derechos de las mujeres, supo encontrar en el Derecho una herramienta importante que sirviera de palanca para la transformación de las mujeres.

Cómo dejar de recordar su defensa por el derecho a decidir de las mujeres Nadie tiene derecho, ningún Estado, ni ningún diputado o diputada, a convertirse en árbitro de la moral de nadie, ni a meterse a las recámaras de nadie, ni a decidir por nadie, desde su moralidad; argumentaba.

Su impotencia al haber ratificado la escasa voluntad política para hacernos visibles en los beneficios del desarrollo por los pocos avances en los presupuestos federales asignados a las mujeres a pesar de las argumentaciones, negociaciones, discusiones con la entonces SHCP (2000) para etiquetar recursos para jóvenes embarazadas, centros de justicia para mujeres violentadas, aplicación de multas cuando los partidos políticos no cumplían las cuotas, entre muchas  otras,  preámbulo a lo que después fue el Anexo 13. Erogaciones para la Igualdad entre mujeres y hombres en el PEF que fue un avance significativo en la institucionalización de la perspectiva de género en las finanzas públicas de México. Si hoy observara en lo que acabó este esfuerzo, seguramente lo reclamaría. 

Fundamental su intervención en la ley que creó el entonces Instituto Nacional de las Mujeres (2001) y en la incorporación de la perspectiva de género en la ley (2019).

Un gran esfuerzo para que los partidos políticos cumplieran con el porcentaje asignado en cuotas o acciones afirmativas que sus normativas obligaban pero que no cumplían, la llevó a encabezar una serie de juicios que se transformaron en jurisprudencias en beneficio de las mujeres del país.

Fue así materializada la obligación de los partidos políticos para registrar el 40% de mujeres candidatas con la Resolución de la Sentencia 12624, primer peldaño para la llegada del Principio de Paridad, litigó también la paridad horizontal y muchos otros litigios estratégicos en los que participaron muchas otras colegas aliadas y por los que muchas mujeres han sido favorecidas.

Filósofa, profesora, estratega. Una mujer que pasó de la academia a la política. Amable, generosa, alegre, dicharachera, anfitriona inmejorable.  Priista siempre donde provocó un antes y un después en la participación política de las mujeres con una nueva propuesta el Congreso de Mujeres por el Cambio (1993), que ella fundó con el enfoque de ser un organismo incluyente, abierto a todas las organizaciones de mujeres y grupos de opinión, militantes y simpatizantes del PRI, cuyo objetivo, entre muchos otros, era abanderar las causas de las mujeres progresistas mexicanas. Ella fue su presidenta nacional y tuve el honor de serlo para el estado de Puebla en aquel entonces. Juntas enfrentamos al patriarcado del PRI, pero siempre me enseñó a disentir con argumentos.

Nos aliamos para trabajar por las causas de las mujeres, nos enseñaba como traducirlas en derechos y en políticas públicas. Nos exigía mucho. Nos obligaba a capacitarnos, a profesionalizarnos y a capacitar a mujeres, porque la preocupación era formar nuevos cuadros preparados de mujeres en la política e ir abriendo camino para otras mujeres.

Una mujer que se autodefinía como insumisa, de personalidad poliédrica como la describe su gran amiga Clara Scherer. Gran amiga de Amelia Valcárcel, de Graciela Hierro y de Rosario Guerra. Disciplinada. Siempre arrastrando el lápiz, compartiendo ideas, visibilizando faltantes para que los impulsáramos desde cada una de nuestras trincheras en el país.

Construimos amistad. Siempre comunicadas, sintiendo su acompañamiento y su consejo. Fue mi mentora, amiga y aliada política. Las enseñanzas que adquirí de su trabajo parlamentario me permitieron no solo aprender, también ponerlo en práctica en las oportunidades que tuve de ocupar un cargo parlamentario.

Nos enseñó el valor de hacer política desde la pluralidad, ella dejó de ver colores, veía potencialidades en esa diversidad partidaria e ideológica y con esos grandes dotes lograba sumarnos y trabajar por causas. Aprendimos y seguimos su ejemplo.

“Que nada me apriete, ni un cinto, ni un zapato, mucho, mucho menos una pareja, o un hijo, un trabajo, una casa, un espacio, una carta o un viaje. Llegué a esta conclusión de vida después de hacer y decir tantas cosas que no me gustan. Se fueron haciendo menos hasta que me volví intolerante, y ya hace rato que trato de que nada me apriete”

María Elena Chapa, hace cuatro años falleció y hace unos días por su aniversario convocadas por Miriam Hinojosa del Instituto de las Mujeres de Nuevo León de donde era originaria, Mujeres en Plural, reunidas a la distancia, como cuando nos despedimos de ella en vida, recordamos a esta mujer, mentora inolvidable. 


Referencias.

Chapa Hernández María Elena. Me asumo insumisa. UANL. 2001


rgolmedo51@gmail.com

@rgolmedo

Palabra de Mujer Atlixco

rociogarciaolmedo.com


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